viernes, 9 de mayo de 2008

Ajedrez con Dios


Dios dejó tendida su mano agotada, cansada de cargar con él mismo. Su maldad insuperable nos creó con el fin de jugar a los muñecos, a hacernos decidir si el cielo o el infierno sería nuestro fin. Nos puso en jaque mate inmediatamente despúes de ser expulsados del utero materno, abandonados al juego de cara y cruz. ¿Y si no queremos jugar?

- No existe la posibilidad de desertar. Perverso, perverso. Amarra niños para encerrarlos en sus ataúdes cripticas, cuando su sociedad asquerosa se va desgranando a la medida de que logra hacernos pensar nuevamente - creamos muerte- porque no nos permite crear vida.

¿Y que te crees tú? Antropomorfico rídiculo, andar con la fusta entre las piernas, con las cadenas insertadas en el cuerpo ajeno. ¿Qué quieres ahora? ímpio maldito.

¿No te bastó con lograr que tragaramos tu estúpida historia de bondad? Cuando todo lo perverso, primero fue creado por ti. ¿me das una explicación a las siete plagas?
¿o es que acaso tu bipolaridad te impide recordar tu crueldad?

No pretendas que confie en tí, ni en tus sirvientes con sotana, que lo único que hacen es escupir blasfemias y follarse niños por debajo. No creo en tus preceptos, no creo en tu bondad, sólo creo que te gusta cagarnos. Sin ningún préambulo.

Pero descuida enemigo mio, yo no pretendo hacerte jugar fácilmente.

¿Cuando empezamos? Yo elijo las negras.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

JA JA JA
Acéptalo, el mundo es mi diversión.

¿Y qué gano yo jugando contigo?

Boina Descalza dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Húayat dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gonzalo Del Rosario dijo...

En debates teológicos no suelo meterme mucho

a veces me golpeo fuerte

Anónimo dijo...

P4D

Amelie Fatale dijo...

Hola...

Me he quedado sin palabras. Simplemente. Con leer tan sólo dos de tus entradas.

Perdóname: soy una entrometida. No nos conocemos de nada.

Ha sido el azar, el destino o como le quieras llamar.

Jamás soñé con conocer a otra mujer de pálpito wagneriano y enamorada de Virginia Woolf, rasgando la poesía con palabras de desgarro.

Sabiendo que cada segundo lleva en sí el nombre de la muerte.

Siento decirte esto tan pronto, pero siento que ya te quiero.

Un saludo y gracias.

Visítame, por favor.

P.D: si la bondad es invención de Dios, ¿por qué ver encadenados tus actos al bienestar ajeno?

Mejor es fluir sin calificar.